3 de febrero de 2013

DÍA 5 · la ciudad de ZADAR

El viaje del día anterior nos dejó exhaustos, especialmente a mi, de camino al casco antiguo vimos al otro lado de un puente a mucha gente reunida en un mismo lugar, allí nos esperaba la recompensa a la tortuosa bienvenida que nos había dado la ciudad.

La gente estaba parada en aquel lugar porque alguna marca estaba preparando un concurso y con ello había distintos puestos regalando comida, café, embutido, pan y dulces, incluso jabón para la ropa, fue como caído del cielo.

Dedicamos esa mañana a visitar el casco antiguo de Zadar, me sorprendió la blancura de las piedras, y es cierto lo que comenta en la guía que en las cafeterías la gente se sienta orientado hacia el exterior, en vez de en círculo, como tenemos costumbre de ver, al pasar por delante te sientes parte de un espectáculo.

La primera visita fue el museo del vidrio. Un lugar sorprendente en el que muestran piezas de vidrio romanas junto a alguna información sobre el método de fabricación. Había piezas verdaderamente sorprendentes, a mi me llamó especialmente la atención que ya entonces existía el código debajo de las botellas para distinguir el tipo de contendido, o el fabricante, supongo que eran formas realizadas con moldes. Y para cerrar el recogido un artesano hacía una demostración de soplado de vidrio, ese proceso hipnotizante, no importa las veces que lo veas.

Seguimos recorriendo la ciudad, había bastante movimiento, pero muchas de los lugares a visitar o estaban cerrados, o eran muy caros en proporción a lo que se podía ver en su interior.

Tuvimos que visitar en 10 minutos el museo arqueológico, porque estaba cerrando cuando llegamos, pero no necesitaba mucho más porque se encontraba en obras, la visita fue muy interesante, muy curiosa una pieza que según ponía, era una figura a la fertilidad que había comenzado con forma de animal de cuatro patas hasta evolucionar a una forma humana con dos piernas sentadas.

Fue difícil encontrar un sitio para comer, hasta el punto de tener que salir de la ciudad a un centro comercial gigantesco que sólo tenía un sólo lugar con pizzas.

El cansancio se había hecho patente, yo tenía una contractura en la espalda que estaba haciendo difícil conducir, por eso cuando vimos en una guía sobre un spa muy recomendable en la zona




































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